Hitler (Braunau, Austria, 1889-Berlín,
1945) quiso ser artista, pero ni siquiera pudo formarse como tal, y se explicó
ese fracaso personal acudiendo a una idea muy extendida en la Europa de su
época: los judíos tenían la culpa. El antisemitismo y un nacionalismo fanático
le conducirían hasta el nazismo, movimiento que terminó liderando.
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